lunes, 8 de febrero de 2010

low tech, high tech? (II)


Otro ejemplo de tecnología ambivalente: el dispensador de jabón líquido, que cada vez más sustituye en las casas a la pastilla de jabón. Claro, como se resbala menos. Este maravilloso objeto se tira cuando está vacío. Se van al vertedero plástico, metales y trabajo, ordenado todo con una precisión envidiable. Si se rellenara, como se hace en Body Shop, tendría explicación, pero no se hace así, se tira y punto, a comprar otro… Es más, el jabón líquido se ha cargado a la pastilla en algunas tareas como el champú para el pelo, donde la pastilla es virtualmente inexistente ¿será que el jabón de pastilla no se puede usar para lavar el pelo? Nadie me lo ha sabido decir.
La humilde pastilla de jabón ocupa menos (es más eficiente en su transporte y almacenamiento), se envasa en papel, es menos frágil durante su manejo, y no se atasca al usarla (bueno, puede resbalarse). No conozco las características del jabón líquido, pero seguro que no es menos costoso de fabricar que el jabón sólido. Y en cuanto a su utilidad jabonosa, tampoco veo grandes ventajas. ¿Es el dispensador más útil, o imprescindible, en algunas ocupaciones como quirófanos, o lugares donde se manipulan comidas? Seguro que sí. Ahora bien, ¿es necesario que en cada casa, periódicamente, tiremos dispensadores, botes, sprays, etc.?
Pensemos, ¿compensa la comodidad que nos proporciona el dispensador su costo extra sobre la pastilla? y esa comodidad, ¿compensa el absurdo consumista del derroche de materiales?
¿Quiere tener alguien cerca de su casa un vertedero, una incineradora, o simplemente una planta de reciclaje? ¿No? Pues entonces….
En próximas entregas, más paradojas “low tech, high tech?”.