La legislación antitabaco está obteniendo buenos resultados a los pocos años de su implantación. La prohibición de fumar en Escocia ha conseguido una disminución de los niveles de nicotina en sangre de los trabajadores de los pubs, así como una mejora de la salud respiratoria de la población.
Pero lo más gracioso es que la misma medida, en Irlanda, ha permitido una mejora de la música tocada en directo. ¿cómo? Según publica el British Medical Journal, los acordones y concertinas se ensuciaban con el humo del tabaco, tanto que al abrirlos para repararlos y limpiarlos, soltaban olor a tabaco y se veía que los filtros estaban sucios y obstruídos, así como el interior del instrumento. De este modo, se recupera la calidad sonora.
En España, todavía no tenemos la suerte de que la prohibición de fumar alcance a todos los lugares públicos, por la presión del sector hostelero y, no lo olvidemos, la falta de sentido común del PP, cuyos dirigentes también aprovecharon esta ocasión para intentar desgastar al Gobierno en nombre de nos se sabe qué libertad individual. Hablar de libertad cuando se trata de sustancias tan adictivas y tan peligrosas como el tabaco es un chiste macabro, pero lo es mucho más cuando el que promociona el tabaco (bueno, dice que hace medidas menos restrictivas) es un responsable público como Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid y estrella fugaz del PP.
En fin, por dar un dato optimista, en mi trabajo ya no se fuma, en las tiendas tampoco y en los bares la verdad es que el ambiente es mucho mejor. El próximo asalto sin duda será el actuar contra los hosteleros que incumplen la normativa. Esperemos que la prohibición completa en lugares públicos venga pronto.
Por el bien de todos, incluida la música.